El espacio de la representaciónarquitectura, artes plásticas, performance y ceremonia teatral
- Ángel Berenguer Zuzendaria
Defentsa unibertsitatea: Universidad de Salamanca
Fecha de defensa: 2007(e)ko abendua-(a)k 14
- Josep Lluís Sirera Turó Presidentea
- José Vicente Luengo Ugidos Idazkaria
- Carlos Alba Peinado Kidea
- Teodosio Fernández Kidea
- Arturo Colorado Castellary Kidea
Mota: Tesia
Laburpena
La investigación parte de dos expresiones significativas de espacio de la representación espectacular, surgidas a finales del siglo XVIII, el teatro (teatro de dos salas, organizado en torno del abismo místico) y el museo (galería lineal, definida por la distancia introducida por el aura), dos expresiones espaciales legitimadas ideológicamente por los principios de la estética idealista. La separación física del espectador es un hecho estructural característico tanto del espacio del teatro como del espacio del museo, y ha sido combatida por las prácticas artísticas y por las posiciones ideológicas de la vanguardia histórica. Con el espacio como centro de las disputas, los lenguajes de la primera vanguardia mostraron la organización arquitectónica del espacio como un condicionante directo de la recepción artística, un marco que impone el predominio de modalidades opuestas de percepción y de experiencia, según modelos diacríticos o cenestésicos. Partiendo de estas constataciones, y ante la pervivencia de las antiguas estructuras espaciales de separación a lo largo del siglo XX, los lenguajes de vanguardia de las últimas décadas, en particular happening y performance, han venido proponiendo una alternativa al arte tesoro, a sus sedes -el teatro, el museo-, así como a los valores idolátricos y crematísticos que lo acompañaron desde los comienzos de la Contemporaneidad, una alternativa basada en el arte acción inobjetual, que tiene en la controversia entre el espacio y el cuerpo su aspecto determinante y que ha abierto el espacio de la representación a un nuevo género de experiencia, participada e implicativa. Se constata en consecuencia la emergencia de un paradigma novedoso de relación espacial, en condiciones de desarrollar valores capaces de crear nuevas formas de comunidad y de presencia social, una vez reintroducida de manera crítica la figura del espectador en el espacio de la representación.