El concepto y la verdad en Heidegger y Zubiri (diálogo con teorías de la abstracción y con la teoría hermenéutica)

  1. Tirado San Juan, Víctor M. 1
  1. 1 Universidad Eclesiástica San Dámaso
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    Universidad Eclesiástica San Dámaso

    Madrid, España

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Aldizkaria:
Pensamiento: Revista de investigación e Información filosófica

ISSN: 0031-4749 2386-5822

Argitalpen urtea: 2015

Zenbakien izenburua: Xavier Zubiri: una filosofía para el hombre

Alea: 71

Zenbakia: 266

Orrialdeak: 459-489

Mota: Artikulua

DOI: 10.14422/PEN.V71.I266.Y2015.012 DIALNET GOOGLE SCHOLAR lock_openSarbide irekia editor

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Garapen Iraunkorreko Helburuak

Laburpena

El artículo expone y analiza la crítica de Heidegger al conceptismo de la metafísica clásica y a su teoría de la abstracción, que se fundarían según el pensador alemán en el desgaste del lenguaje y el uso impropio que de él se hace en la metafísica clásica, tergiversando y ocultando el auténtico sentido del pensamiento y del ser en lo genuinamente griego. Sobre esta base Heidegger postula la insuficiencia del concepto y de lo lógico a la vez que la necesidad de un método hermenéutico. El artículo señala los puntos de coincidencia de esta perspectiva con la crítica zubiriana al idealismo y al conceptismo. Teniendo en cuenta todo ello, se trata de mostrar, no obstante, que son posibles conceptos descriptivos capaces de adecuarse a lo real, lo que supone en la realidad misma un momento sustancial de presencia de una cierta permanencia (la crítica a la metafísica de la presencia de Heidegger tampoco sería aceptable). Se hace una exposición y análisis de la magnífica crítica de Zubiri a la teoría clásica de la abstracción intentando conciliarla, empero, con la validez de los conceptos descriptivos y con momentos universales de la realidad. La tesis de fondo es que la filosofía primera no puede reducirse a hermenéutica.

Erreferentzia bibliografikoak

  • HEIDEGGER, M. (1995), Phänomenologie des religiösen Lebens, GW. Bd. 60. Frankfurt: V. Klostermann, p. 75 (la traducción es siempre mía).
  • HEIDEGGER, M. (1983), Einführung in die Metaphysik. Gesammtausgabe; II. Abteilung, Vorlesungen 1923-1944, Bd 40.
  • Frankfurt am Mein, Vittorio Klostermann (cito por la traducción espanola: Introducción a la metafísica (1960). Buenos Aires: Ed. Nova.
  • PLATÓN, Teeteto, [152 d 3] «que ninguna cosa tiene un ser único en sí misma y por sí misma y que no podrías darle ninguna denominación justa, ni decir que es de una clase determinada. Al contrario, si la llamas grande, resulta que también parece pequeña y, si dices que es pesada, también parece ligera, y así ocurriría con todo, ya que no hay cosa que tenga un ser único, ni que sea algo determinado o de una clase cualquiera. Ciertamente, todo lo que decimos que es, está en proceso de llegar a ser, a consecuencia de la traslación, del movimiento y de la mezcla de unas cosas con otras, por lo cual no las denominamos correctamente. Efectivamente, nada es jamás, sino que está siempre en proceso de llegar a ser». F. INCIARTE & A. LLANO (2007), Metafísica después de la metafísica. Ed. Cristiandad, Madrid. Los autores creen que la deconstrucción propuesta por Derrida para el final de la metafísica remite a la discusión de Aristóteles sobre el principio de no-contradicción en el libro IV de la Metafísica, e igual que pasaba entonces con los críticos de la filosofía: (30-31) «se patentiza cómo las diversas contraposiciones que los críticos de la metafísica pretenden disolver remiten, en último término, a distinciones entre lo verdadero y lo falso. La postura radicalmente antimetafísica acaba casi siempre por proponer una nivelación de la diferencia entre lo verdadero y lo falso, de modo [/] que o bien todo fuera verdadero o bien todo fuera falso (...) Protágoras y Nietzsche son los dos representantes extremos de estas posturas, reeditadas de maneras muy sofisticadas en el postestructuralismo y deconstruccionismo del siglo xx».
  • O sea que Heidegger en lo que a este aspecto se refiere, a pesar de todo, se inscribe en la tradición socrática-después agustiniana-que sitúa el lugar ontológico de la verdad en la vida interior de personas individuales. Cf. GARCÍA-BARÓ, M. (2005), Filosofía socrática. Salamanca, Sígueme. El autor desentraña el personalismo socrático basado en la primordialidad moral del Uno (del alma, del Yo, que comunica con Dios) trente a la opinión de los Muchos, que rehúye el absoluto refugiándose en el orden establecido en el tiempo en torno a las honras públicas, la fama y la riqueza. La norma moral de esta opción que rehúye la intimidad auténtica de la persona es: (p. 51) «No hagas nunca nada que pueda poner en peligro tu prestigio ante los Muchos (...) lo que les parece ser, cuando les parece bien». Frente a ella, la certeza de Sócrates: (p. 52) «la primera verdad (...) según el Uno (...) es: No obres mal, sin consideración alguna a las consecuencias».
  • La tesis hermenéutica de la imposibilidad de un lenguaje inmediato que nombre lo que en sí mismo es, la imposibilidad de un lenguaje (conceptos) propio se expresa magníficamente en la tesis de Paul Ricoeur en torno a la metáfora. Todo sería. Por ejemplo, Paul PVICOEUR (2001), La metáfora viva. Madrid: Ed. Cristiandad/Trotta, 2<sup>a</sup> ed., pp. 26-27.
  • PLATÓN, Menon 80 d6.
  • W. Dilthey (1963), La esencia de la filosofía, Obras Completas. México: FCE vol VIII, pp. 147 y ss.
  • PLATÓN, Hipias mayor, 294 e 3: «una misma causa no podría hacer que las cosas parezcan y sean bellas o de otra cualidad». El ser, efectivamente, es causa necesaria del aparecer, pero no es causa suficiente, pues cosas diferentes requieren de causas diferentes. En ese caso, todo falso aparecer se fundará en quien «recibe» el aparecer, pero no en el ser.
  • Cito según la última edición; ZUBIRI, X., Sobre la esencia, Madrid 2008
  • ZUBIRI, X. (1982), Inteligencia y logos, Alianza Editorial&Sociedad de Estudios y Publicaciones, Madrid, p. 47: "Logos proviene del verbo légein que significa reunir, recoger. Es el sentido que sobrevive aún en vocablos tales como florilegio. En el problema que nos ocupa, los griegos anclaron su idea del légein en esta idea de reunión. Ahora bien, a mi modo de ver esto es insuficiente. Ciertamente légein significa reunir, recoger. Pero ¿reunir qué? Esto es lo que hay que empezar por decir. Los griegos no se detuvieron en este punto. Pues bien, se reúne y recoge lo que esta en el campo de realidad... légein debe servir para designar un acto de reunión campal... De légein derivaron los griegos el vocablo y la idea de logos. Del sentido de reunir, légein pasó a significar enumerar, contar, etc. De ahí légein cobró el significado de decir... El logos tiene los [/] dos significados de «decir» (légon) y de «lo dicho» (legómenon). Los griegos afincaron su reflexión en lo dicho mismo. Cuando esto que se dice es una declaración de lo que la cosa es, entonces los griegos decían que se trata del logos por antonomasia: logos declarativo (logos apophantikós). Este logos declarativo consiste en «declarar algo acerca de algo» (légein ti katà tinós). El logos envuelve siempre una cierta dualidad de "algos"".
  • La reducción fenomenológica es descrita por Zubiri en: Zubiri (2007), Cinco lecciones de filosofía. Madrid: Alianza Editorial, p. 217
  • Zubiri (2012), Sobre la esencia, op. cit., pp. 25-26.
  • Como la base de la crítica a Husserl es su idealismo en el sentido expuesto, aunque dicha crítica está pensada sobre todo para el Husserl de las Investigaciones lógicas, puede extender- - se a la reducción trascendental de después de las Lecciones del Semestre de verano de 1905 sobre la Idea de la fenomenología (Ed. Husserl (2012), La Idea de la fenomenología. Madrid: Herder).
  • PRIETO, L. (2013), Suárez y el destina de la metafísica. De Avicena a Heidegger. Madrid: BAC. El autor analiza con gran agudeza el giro conceptualista que Suárez imprime a la metafísica y que marcará de forma decisiva el pensamiento moderno posterior en la línea en la habla Zubiri. Las esencias no serían pura potencialidad sino que gozarían de alguna entidad en la que se apoyaría su aptitud para existir.