La autoridad en la iglesia dentro del diálogo ecuménico posconciliar anglicano-católico romano

  1. MARTINEZ OLIVERAS, CARLOS
Dirigida por:
  1. Jesús Santiago Madrigal Terrazas Director/a

Universidad de defensa: Universidad Pontificia Comillas

Fecha de defensa: 09 de enero de 2014

Tribunal:
  1. Francisco José López Sáez Presidente/a
  2. Carmen Márquez Beunza Secretario/a
  3. Jesús Santiago Madrigal Terrazas Vocal
  4. Xabier Larrañaga Vocal
  5. Fernando Rodríguez Garrapucho Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 359113 DIALNET

Resumen

La cuestión de la autoridad en la Iglesia es el aspecto más importante abordado en el diálogo anglicano-católico. El trabajo trata de mostrar cómo la comprensión y ejercicio de la autoridad eclesial fue la causa fundamental en el origen de la fractura entre la Ecclesia anglicana y la Iglesia católica; cómo ha sido el tema que ha marcado la historia de sus relaciones a lo largo del tiempo en los diversos acercamientos y distanciamientos; cómo se ha constituido en el principal tema de diálogo teológico después del Concilio Vaticano II; y cómo constituye, hoy, la clave para solventar las significativas cuestiones eclesiológicas suscitadas en el seno del anglicanismo y que han alterado las relaciones de la Comunión anglicana con la Iglesia católica. El estudio está estructurado en tres Partes. Una primera, histórica, para dar cuenta del recorrido del tema de la autoridad desde el cisma hasta la conclusión del Concilio Vaticano II, así como de su importancia y transcendencia en las relaciones eclesiales. Acontecimientos como el Movimiento de Oxford o cuestiones como las Órdenes anglicanas continúan siendo puntos de referencia para el debate actual. Una segunda, analítica, que estudia los documentos teológicos del diálogo oficial (ARCIC I y II) transcurrido entre los años 1968-2005 y aporta sus resultados al debate ecuménico, ofreciendo el gran fruto de las conversaciones teológicas: El don de la autoridad. La autoridad en la Iglesia III (1999). Las convergencias alcanzadas en la comprensión de la sinodalidad, la colegialidad, la conciliaridad y el ministerio del obispo de Roma son, sin duda, grandes logros del acuerdo teológico. Y, finalmente, una tercera, descriptiva, que considera la situación actual en la que se encuentran las relaciones anglicano-católicas como consecuencia de los desarrollos eclesiológicos asumidos por la Comunión anglicana y que han alterado significativamente las relaciones bilaterales. Finalmente, conscientes de la importancia del testimonio de la unidad para la evangelización en nuestros días, se apunta, de modo prospectivo, algunos caminos posibles para continuar el diálogo: ecumenismo de recepción y ecumenismo espiritual. El trabajo asume el mismo fundamento con que se inició el diálogo anglicano-católico en el año 1966: «los Evangelios y las antiguas tradiciones comunes»; y ha querido adoptar la misma actitud y método del ecumenismo receptivo que al final se propone como camino de futuro: desde la identidad católica, mostrarse dispuesto a aprender de aquellos dones que la Comunión anglicana pueda ofrecer para proseguir la profundización de las cuestiones principalmente eclesiológicas que aún nos dividen y seguir apostando por el objetivo de la comunión plena y visible. Se trata, pues, de una contribución a este movimiento del ecumenismo actual que sigue apostando por el avance hacia la unidad, a pesar de las situaciones complejas y difíciles en las que se encuentran muchos diálogos. En ese sentido, y en la medida en que se aportan posibles caminos para un re-ofrecimiento del ministerio petrino, estas reflexiones se podrían inscribir como una modesta aportación al diálogo «fraterno y paciente» propuesto por Juan Pablo II en la encíclica Ut unum sint (1995) para «encontrar una forma del ejercicio del primado que, sin renunciar a lo esencial de su misión, se abra a una situación nueva» (n. 95). El trabajo llega a la conclusión de que sólo desde la sanación y reconciliación de aquello que fue origen de la separación y que, más tarde, ha adquirido determinados desarrollos, puede encontrarse la vía de futuro para alcanzar la comunión plena, meta de todo ecumenismo, entre católicos y anglicanos.