El Viacrucis tradicional. Revisión histórico-artística sobre el origen y evolución de las catorce estaciones de la Cruz. Repercusión iconográfica en los temas de la Pasión
- BULEO ESPADA, MARÍA ISABEL
- Juan Valcárcel Andrés Director
- Juana Cristina Bernal Navarro Director
Universidade de defensa: Universitat Politècnica de València
Fecha de defensa: 25 de setembro de 2017
- Julia Osca Pons Presidente/a
- Víctor Marco García Secretario/a
- José Manuel Sánchez Caro Vogal
Tipo: Tese
Resumo
El presente estudio se ha fundamentado en la investigación del origen y evolución de las Catorce Estaciones que conforman el Viacrucis, la revisión de las fuentes escritas y su repercusión iconográfica a lo largo de la historia. En el siglo XVIII, el franciscano Leonardo de Porto Mauricio estableció las bases que unificaran una serie de devociones cristianas que, pese a tener un sustrato espiritual común basado en el misticismo exacerbado hacia la naturaleza humana de Cristo y hacia el pathos de la cruz, carecían de unidad de culto y de reconocimiento oficial por parte de la Iglesia. Durante la primera mitad del siglo XVIII, quedó finalmente establecido el ejercicio espiritual católico del Viacrucis como la única forma devocional dedicada al Camino de la Cruz reconocida por el Papado, basada en seguir los pasos que Jesucristo recorrió cargado con la cruz hasta su muerte mediante la meditación de catorce escenas, conocidas como estaciones. El complejo desarrollo de la espiritualidad pasionista, cuna del Viacrucis, tuvo dos focos principales: Europa donde, especialmente a partir de la Edad Media, surgieron un sinfín de devociones a la Pasión de Jesús resultado del auge de la literatura espiritual y mística; y Jerusalén, donde los peregrinos europeos viajaban para visitar los Santos Lugares. Ambos focos tuvieron una estrecha interrelación vital para el nacimiento de las estaciones del Viacrucis pues, mientras que los viajeros querían conocer los lugares palestinos que la espiritualidad europea había imaginado, los fieles europeos querían recrear en su tierra los sitios descritos por los peregrinos, especialmente los de la Pasión sufrida por Cristo, a los cuales difícilmente podrían acceder de otra forma. En este intrincado desarrollo histórico se sitúan las claves para la comprensión teórica e iconográfica que sustenta el valor funcional y estético del Viacrucis artístico, nacido tras el establecimiento oficial de la devoción a la que hace referencia en el siglo XVIII, y fundamentado no sólo en las narraciones neotestamentarias, sino en la tradición subyacente de los textos apócrifos y de la literatura mística y espiritual pasionistas.