Bases epistemológicas y antropológicas de la filosofía de Isaiah Berlín
- Villaro Mañes, María Inmaculada
- Alejandro Llano Cifuentes Doktorvater/Doktormutter
Universität der Verteidigung: Universidad de Navarra
Fecha de defensa: 16 von Januar von 2016
- Raquel Lázaro Cantero Präsident/in
- Alejandro Martínez Carrasco Sekretär/in
- José María Carabante Muntada Vocal
- David González Ginocchio Vocal
- Margarita Mauri Vocal
Art: Dissertation
Zusammenfassung
Se analiza la filosofía política de Berlin a la luz de su concepción antropológica, y la relación que ésta tiene con su metodología y epistemología particulares. Berlin es una de las grandes figuras del pensamiento político del siglo XX. Su defensa de la libertad individual, y la necesidad de articular una sociedad plural que respete a esta última convierten su filosofía en un referente a la hora de dilucidar problemas actuales tan complicados como el encaje de personas con culturas muy diferentes a la occidental, sin por ello renunciar a los principios básicos de nuestras democracias constitucionales. La filosofía de Berlin se ha interpretado de formas muy dispares; lo tienen de referente tanto defensores del liberalismo económico como aquellos defensores del pluralismo cultural cuyas posturas, si son llevadas al extremo, rozan el relativismo, poniendo en peligro los fundamentos humanistas, políticos y jurídicos básicos de nuestro sistema político. Esta tesis doctoral investiga las causas de esta disparidad, a través de un examen de los presupuestos antropológicos y epistemológicos que subyacen a la filosofía política de Berlin. Las conclusiones a las que la tesis llega es que Berlin no es un relativista, sino un profundo humanista, cuyo objetivo fundamental es proteger y respetar al ser humano, en todo lo que tiene de característico. La defensa de la libertad de Berlin está, de este modo, lógica y moralmente conectada con la necesidad de articular un pluralismo cultural. Dicha defensa se apoya en una metodología filosófica y antropológica particular, que trata de evitar tanto los peligros del relativismo moral como los que implica el dogmatismo filosófico. En dicha metodología tiene un lugar preponderante la propuesta metodológica de Vico y Herder, en quienes se inspira. Berlin defiende un método empírico propio para las áreas de conocimiento humanistas, basado en la experiencia que cada uno posee, por el mero hecho de ser persona. En base a esto defiende la existencia de una naturaleza humana común, a la cual subyace un enfoque kantiano, defendido desde un punto de vista empírico. Berlin ha intentado hacer una deducción trascendental de las categorías, pero no de un modo lógico-racional, sino empírico: a la luz de los datos que ofrece la historia, la psicología, la sociología y la antropología cultural, y en base a la experiencia en primera persona que cada uno tenemos de nuestra realidad moral. Berlin defiende la existencia de una serie de categorías morales y cognitivas básicas, que recorren el espectro racional de todo ser humano, al margen de los condicionamientos personales, sociales, culturales e históricos. En este sentido es un objetivista en teoría moral. Al mismo tiempo, reivindica la necesidad de comprender que los valores adquieren significaciones y matices diferentes, en función de las elecciones, procesos deliberativos y condicionamientos que cada persona (o cada sociedad) pone en juego a la hora de configurar su universo moral. En esta idea basa la necesidad de articular una sociedad plural, que sólo puede ser puesta en marcha desde la defensa de un mínimo espacio de libertad individual que no puede ser vulnerado o invadido. De este modo, la tesis doctoral defiende que hay unas bases epistemológicas y antropológicas centrales en la filosofía de Berlin, que con excesiva frecuencia pasan desapercibidas, y que ayudan a interpretarlo en toda su complejidad. La filosofía de Berlin, desde planteamientos epistemológicos más sofisticados de lo que suele creerse, resulta, de esta manera, de inmensa valía a la hora de enfrentarse moral, filosófica, política y socialmente a los retos a los que nuestras democracias europeas se le plantean, dado que están acogiendo en su seno a nuevos ciudadanos que llegan desde sociedades muy distintas a la nuestra.