Metafísica de la creación como dependencia y novedad
- Peiró Pérez, Juliana
- Ángel Luis González García Zuzendaria
- María Idoya Zorroza Huarte Zuzendarikidea
Defentsa unibertsitatea: Universidad de Navarra
Fecha de defensa: 2016(e)ko ekaina-(a)k 30
- Ignacio Guiu Andreu Presidentea
- David González Ginocchio Idazkaria
- Juan Fernando Sellés Kidea
- Miguel García-Valdecasas Merino Kidea
- Fernando Haya Segovia Kidea
Mota: Tesia
Laburpena
Creación es una noción metafísica que designa el acto divino por el que el ser finito tiene su inicio radical respecto de Dios. Pero no es solo teológica, pues puede ser abordada con método estrictamente metafísico. Además, la metafísica no puede renunciar al tema de Dios y de la creación sin truncar la indagación de su propio objeto: la pregunta por el ser. Por eso, solo una metafísica capaz de afrontar el reto intelectual que es la creatio puede acceder al acto de ser finito en toda su profundidad y radicalidad, pues en el carácter de creado se manifiesta el ser como no-ideal, el ser real o acto de ser. Una filosofía del ser implica una metafísica de la creación, y una metafísica de la creación exige y supone una comprensión del ser en toda su radicalidad y hondura ontológica. El tomismo ha defendido el hallazgo por parte de Tomás de Aquino del actus essendi como una profundización en la distinción real; la analogía entis consigue su articulación fundamental en la declinación del ser en acto y en potencia en el nivel trascendental. Pero no es ésta la lectura más acabada ni la que tiene más posibilidades de continuación. El binomio fundamental es el que distingue ser increado y ser creado. Nunca el ser creado deja de ser creado, nunca deja de ser novedad de ser, ni por aniquilación ni por que alcance la plenitud de su ser. Ser creado es depender: es decir, ser dependiendo; pender ex Deo, no tender a Deo. Fundamentalmente la creación no es un hecho, o un acontecimiento; es una realidad actual. Entender la realidad como creada, significa entonces conocerla como positio extra nihilum, que en sentido positivo, significa que toda la realidad del ente es creada, referida a Dios, no referida a la nada que no es sino oposición lógica del ser. Se apoya la exposición en la obra de Tomás de Aquino, pues su estudio metafísico es un excelente ejemplo de la coherencia y armonía entre distintos planos del saber. El enfoque de esta investigación es el desarrollo de la metafísica de la creación desde la óptica trascendental que ofrece el estudio del acto de ser creado en su actividad genuina como criatura: el absoluto depender como pura novedad. La profundización en el tratamiento de la creatio a través de las nociones de dependencia y novedad permite ahondar y avanzar en la comprensión metafísica de los aspectos principales que están en juego en la noción de creación: la dependencia del ser creado es dependencia total, y constituye el núcleo mismo del estatuto ontológico del ser finito. La tematización de la creación desde el nivel metafísico superior, es el resultado de la consideración de la distinción real esse-essentia que funda la de ser creado-ser increado. Y así tenemos en primer lugar que la distinción criatura-creador es una distinción de actos de ser; que tiene su explicación en que en la criatura, por ser ex nihilo, su acto de ser se distingue de su esencia, en la medida en que no es en referencia a ella, sino al creador que le otorga ser; mientras que el acto de ser increado, que se identifica con la entera realidad divina, es pura identidad, y por lo mismo, Incausado y Origen. La creación, considerada desde esta perspectiva, no es sino el ser creado como pura novedad y puro depender, pues con palabras de Santo Tomás, no es por parte del Creador una trasmutación, ni un acceso al ser por parte de la criatura. Quedando que la creación es el comienzo del ser como novedad, y por ende ser absoluta referencia al creador, es decir, ser en dependencia. Con la noción de creación, la comprensión metafísica de la realidad recupera la positividad del ser. Es necesario que todas las cosas, menos Dios, no sean su propio ser, sino que participen del ser (S.Th. I, 44, 1). Entender así la creación supone comprenderla no como un acto de causalidad necesaria sino de donación personal, con lo que para la realidad creada más propia, la persona humana, su radicalidad reside en la aceptación de su ser participado, donado por creación.